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domingo, septiembre 24, 2006

livin´ la fibra flaca

the closer I get to you is a step into the inner fight. nearer to your aspect ratio, your surface, your face, your inner secret life.
for me, the most important thing now is to get myself where you are, my chassis, my vessel, my canvas, my surface on your surface, again and again, checkin out and in, again and again. can you picture me?
sagrado karaoke de hoy, en mi voz confío
sacred hearth of goodness, bless my voice for its your voice. your voice and my body punching each other, my body is your voice.

martes, septiembre 12, 2006

El mundo que conozco


hasta donde llegara el mundo que conozco?
escucho a los guardias divertirse un montón allá afuera
buscan en la oscuridad a los vándalos que se acercan a nuestro condominio
lanzan bengalas para encontrarlos o para hacerlos pensar que los están buscando
ruedas y motores de monstruos chillan cada cierto rato, su eco se pierde entre los gritos más lejanos
luego el silencio
y los perros y perras más lejanos aún en la calle se pierden sus guaus y auus
más lejos los pasos del vecino levantándose a ver por la ventana
más cerca las teclas que toco y me traen de vuelta
donde termina el mundo que conozco?
no está solo aquí. como yo. no es conmigo con quien vive
otras personas lo hacen
que no están aquí
no las veo
y lo que escucho es la duda
adonde está aquél que me lee ahora mientras escribí
aquí no estuvo.
pero pensé siempre en él
en este momento trato de olvidar que estoy aquí, no quiero recordar mi ánimo ni porque estoy así, quiero seguir adelante entre las letras y las grabaciones, imagen, manzana S, idea, manzana S. manzana es control, aunque aquí se llama command.
cuantas personas habré conocido en la vida? cuántas caras podría ver nuevamente y pensar que algo les puedo decir que nos conecta?
quiero dejar escrito que temo por mi memoria. no es muy confiable, es como de mala calidad. ella alimenta las ganas de escribir, pero mis ojos se quieren divertir en la pantalla y el fondo del escritorio comienza a bailar hipnotizando mi pupilas y las pestañas que se cierran y quedan a medio guardarme del resto del mundo que conozco o creo conocer.
no es sueño, es la ilusión divertida del aburrimiento, el baile de los residuos de las drogas que tomé alguna vez, los plugins para música que me programaron los ojos como oídos, los mil vjs que no ví en acción mientras miraba mis propias zapatillas despegarse del piso engomado en cerveza a medio secar.
se me van los ojos, que no son los que tengo en la cara, porque ellos están fijos persiguiendo al cursor y mientras hacen eso el resto de mí arrastra los calcetines por otros lugares. salta de un perro ladrón al fondo de la calle a una micro que acelera para salir de su pausa y se pierde hacia el comienzo de la calle.
Luego el tenue ventilador del compu en mis piernas me trae acá otra vez.
Donde estoy en el mundo que conozco? al medio? afuera?
Trato de situarme para divertirme porque al fin todo es juego de lenguaje, pero supongo que es el mismo pasatiempo que jugar solitario o escribir una carta.
Algo para aceptar que se piensa solo obviando estarlo. Camuflarse en la propia soledad para no descubrirse, no tan fácilmente por lo menos. Jugar a calzar en la propia sombra como si uno fuese ella.
El sueño viene otra vez y me parece que huyo de él porque sé que dentro no hay escape alguno. Lo más cerca de esconderse de uno mismo es sorprenderse cuando las cosas que pasan en el sueño no las esperabas.
Pero eso no quita que las cosas que suceden ahí te hagan daño. Duelen.
Claro, está la opción de analizarlas y ver qué es lo que estás viendo, sus significados e implicancias, pero el dolor, el terror, el vértigo está esperando igual. Cuando está ahí no vale ningún libro, ningún doctor, ningún consejo.
Supongo que sólo ser valiente.
Pero hoy quiero estar contigo, quiero dormir en tu cuello y olvidar lo que escribo, olvidarlo todo. Donde estás que estás más lejos que el mundo que escucho? Que se cuela en mi sueño con bombas, balas e incendios. Con gente que corre en la oscuridad y perros ladrones de esquinas lejanas.
Pido un sólo segundo de tranquilidad que coincida con mi último pestañeo de este día.
Dí: "deseo concedido".

lunes, septiembre 11, 2006

Bautizo

un bautizo terrible que aun no llega
es lo que acabo de soñar.
no desperté gritando como en las películas, sino lentamente, como los gatos en el sofá cuando todos se fueron a la oficina.
la flojera se paga inmediatamente, quería estar sólo unos minutos más andando en esa moto en la que bajaba de un cerro hecho de esa tierra húmeda que queda después de la lluvia en la playa, que es una mezcla de barro arcilloso y piedras recién descubiertas. en la carrera alguien me tomaba del brazo y no me podía zafar. me decía que pasara luca mientras yo lo interrogaba si me estaba probando como amenaza o como alimento. abrí los ojos, el cielo gris afuera confirmaba el frío que sentía en las piernas, las frazadas no eran suficientes y los calzoncillos menos. me acurruqué en la olla que hacía mi peso sobre el colchón y me tapé la cara. seguí soñando. ahora estaba caminando por un sendero de tierra junto a un bosque, sacandole fotos a mi papá que estaba entrando en el mar con una toalla en la cintura y un sombrero gigante en la cabeza, como de charro pero más como de jardinero (o era esa imagen de van gogh pintando entre las espigas?).
las olas no eran altas pero llegaban hasta el lugar donde entre troncos y arena me había sentado. Dejé la cámara y un block a mi lado, recuerdo el lápiz también.
El agua comienza a subir hasta mí, la espuma y el sonido de ella. El block de papel, se va a mojar.. mientras mantengo la cámara arriba con la otra mano y con un dedo libre la apago para evitar algún cortocircuito.
Ahora me cubre hasta la cintura. Meto la mano debajo del agua y encuentro las cosas, las tiro hacia atrás donde aún no está mojado y al darme vuelta veo un perro que viene nadando.
Cuando llega ya todo está normal, el agua en su lugar y mi papá sentado en una silla de playa tomando sol con el resto de la familia.
A su encuentro viene un tipo malaspectado, con esa actitud bravucona de los que tienen alguna razón y la han estado masticando un buen tiempo.
Viene gritando mi apellido.
Lo noto y me preocupo, no siento que venga sólo a conversar. Me levanto cuando él se sienta en la misma silla que mi papá y voy a escuchar lo que hablan.
Me demoro una eternidad en caminar hasta allá.
Cuando llego el tipo se está largando moviendo la cabeza con impaciencia. Lleva una mano en el bolsillo dándole vueltas a algo. Lo saca y es una punta de cristal muy transparente, como rota de una lámpara de lágrimas. La toma como un punzón, como un arma. No recuerdo si la bota o la guarda nuevamente.
Acelero el paso y lo alcanzo.
¿Qué paso recién? le pregunto.
Él habla sobre su padre al cual no le habían pagado una plata y como era de la clase obrera ya estaba desesperado con ese abuso, así que venía a buscar a este otro tipo, mi papá, que era responsable de eso. Mientras habla de esto, pasamos por una especie de dormitorio de madera que da a la calle, es un camarote de cuatro camas de alto, empotrado en algo como un cerco de madera al costado del camino. El mismo tipo de construcción para guardar caballos, es como un establo mezclado con dormitorio colectivo.
Mira hacia dentro y alguien gime algo. Él me habla de unos guachos tiernos que tiene y se toma las manos dandome a entender que es lo único bueno y tierno que tiene la vida. Corre levemente la cortina para revisar el interior del camarote y alcanzo a ver dos chicos que están durmiendo sobre la cama. Algo en su forma de mirarlos me dice que no son sus hijos.
La cortina se corre y al verlo nuevamente mira una mole de metal al fondo. Estamos en un claro de bosque y al final a unos metros está este galpón metálico con unos engranajes gigantes a la vista y una chimenea alta y oxidada.
Le cuento que mi papá también es nieto de un trabajador de salitrera y me mira. No recuerdo su mirada, sólo sus bigotes blancos, como si le estuviera hablando a su padre y no a él. Como si le recordara que quizás se pudieron haber conocido ellos antes que nosotros.
Termino de decir esto cuando en el río que corre a unos pasos veo pasar tres cuerpos flotando. Tienen cortes en la piel. La carne desgarrada no se separa y los acompaña como ropa teñida que va perdiendo color en la corriente. Son dos mujeres y un hombre. Una de ellas comienza a gritar. No se mueve, excepto su cabeza que mira su propio cuerpo y grita y grita. El tipo que va flotando al lado le grita de vuelta que ahora tiene cinco tetas y algo más sobre la sangre o el cuerpo que no entiendo o no recuerdo. Que así bajaría de peso, creo.
Le digo al tipo que tenemos que ayudarlos y en ese momento se llena de gente corriendo alrededor. Levantando polvo. Todos vestidos iguales como si estuviésemos en un campamento.
Hay gente del colegio. Ahora te va a tocar, me dice alguien en la oreja y sigue su carrera. Se persiguen. Unos persiguen a otros, pero no sé quién es quien, todos llevan poleras blancas. Veo que nos rodean y alguien me dice que me deje no más. Veo como saca un cuchillo y viene a cortarme, me levanto la polera para indicarle donde hacerlo y cuando ya está cerca lo golpeo en la cara y salgo corriendo. Está todo cercado. Hay dos bastidores muy altos, como reja de estadio cubierta por una bandera o publicidad electoral, que impiden escapar. Comienzo a repartir puños a todo el que se acerca. Incluso a los que recuerdo amigos. Me pregunto por qué siguen con esto. Por qué lo hacen. Pero no tengo tiempo para responder, vienen por mí. Salto hacia la reja y subo hasta el tope. Me siento en la esquina a ver como se atrapan y se cortan la piel.
Despierto adolorido.

lunes, septiembre 04, 2006

Yanomami

"Los yanomami, son una etnia indígena americana dividida en cuatro grandes grupos: sanumá, yanomam, tanomano y yanam.
Hablan lenguas diferentes pero se entienden entre ellos. Se denominan también la nación yanomami.
Viven en el extremo norte de Brasil, en una zona que comprende parte de los estados de Roraima y Amazonas y el sur de Venezuela.
Sus viviendas tienen forma cónica y viven en grupos de familias. La situación de las cabañas puede variar y en numerosas ocasiones, en lugar de formar un círculo, forman una hilera. Las familias comparten con las otras familias del poblado los productos obtenidos de la caza, la pesca o la cosecha.
Cuando se reúnen alrededor de la hoguera, comen, conversan, fabrican su utillaje, explican sus historias, mitos, leyendas y enseñan a los niños sus tradiciones.
Los yanomamis se desplazan continuamente. Estos desplazamientos están motivados por el corto periodo de la productividad de sus cultivos. Cultivan plátano, ñame, batata y malanga. Un cultivo dura dos o tres años. Cuando la tierra se agota, el poblado crea una nueva plantación en otro lugar.
Practican la caza todo el año, individualmente o en grupos, y utilizan el arco y la flecha.
La pesca se practica con menos frecuencia y para pescar utilizan la flecha y el timbó, que es una especie de planta que zarandean en el agua para atontar a los peces.
Recolectan productos silvestres y también comen ranas.
Los objetos que fabrican son muy rudimentarios y acostumbran a adaptar para sus necesidades aquello que encuentran en la naturaleza.
Utilizan un veneno mortal llamado curare, que ponen en la punta de las flechas.
Debido a las condiciones climáticas, su vestimenta es muy sencilla. Se pintan el cuerpo con muchos colores, principalmente rojo y negro. Se ponen collares, plumas en la cabeza y atadas a los brazos y pendientes.
Cada poblado tiene su líder y su autoridad se fundamenta en la experiencia y la sabiduría.
Un poblado puede tener entre 30 y 150 personas. Actualmente, la población yanomami se calcula en cerca de 22000 personas."
Artículo de la Enciclopedia Libre Universal en Español